Calladita te ves más bonita,” me decía mi abuelita. Pero entonces sin fallo, me miraba de reojo y me guiñaba. Pícara pero prudente, en los años 70 cuando primero se propuso la enmienda de igualdad de derechos (ERA), Esperanza Reyes de Gamba, me presentaba la receta para la resistencia más efectiva en aquel momento. Ella entendía muy bien los límites impuestos por la falta de igualdad para las mujeres y los sistemas grabados en nuestra cultura que los sostenían–el machismo; las religiones que recalcan la “pureza,” obediencia, y generosidad de las mujeres; la falta de oportunidad, credito y capital. Había que pelear por la igualdad, pero de ladito, a lo guerilla. ¡Esperanza misma había creado escándalo y especulación en La Havana de los 40 ‘s cuando se casó, no en un vestido blanco, sino en un número espectacular de color AZUL brillante!
Pero a través de los años nos hemos abierto paso nosotros mismas, y si todavía estuviera aquí mi Abita, yo ya cincuentona, sé que su mensaje serίa otro: “¡Alante a todo fuete!” Ya es hora de eliminar las prácticas discriminatorias que explican porque, a pesar de nuestras calificaciones, las mujeres no hemos progresado suficiente en términos de poder nacional, los salarios que merecemos por nuestro esfuerzo y competencia, y las metralleta de leyes en muchos estados que intentan imponerse sobre nuestros cuerpos.
A estas alturas todavía encuentro mujeres latinas que, sin educarse en los detalles, se oponen al ERA bajo una nube de palabras y principios supuestamente “conservadores” que enredan el tema y pronostican la catástrofe moral y la destrucción de la familia de añadirse esta enmienda a nuestra constitución. Quiero esclarecer la situación. Aquí el texto exacto; es muy sencillo:
Seccion #1 La igualdad de derechos ante la ley no será negado o menoscabado por los Estados Unidos, ni por ningún Estado, por motivos de sexo.
Seccion #2 El Congreso tendrá el poder de legislar para hacer cumplir las provisiones de este artículo.
Seccion #3. Esta enmienda tomará efecto dos años después de su ratificación.
¿Dónde está el problema? A estas alturas todavía encuentro mujeres latinas que, sin educarse en los detalles, se oponen al ERA pide más para las mujeres que para nadie, pero tampoco menos. Solo igual. Es hora.